"Dame dame dame, que te voy a dar ... una guayabita de mi guayabal."

11.24.2008

El MTV de la guascarrilera


Excelente artículo que salió en la Revista Arcadia.Com de Semana.

La música popular está moviendo millones de pesos en Colombia.

Ídolos y estrellas que para muchos son desconocidos son los protagonistas de los videos de un canal de televisión que, de manera silenciosa, es todo un fenómeno.

Daniel Pacheco*
Bogotá

En solo dos años, las ventas de música popular pasaron de representar el 3% de la facturación de Codiscos al 18%. Quizá la explicación de este magnífico crecimiento se deba al fenómeno de Radiola, el canal de Telmex que pasa videos de artistas jóvenes. Muchos se horrorizan con los videos de música norteña, por su insólito grado de cursilería. Pero resulta que mueven masas. La mayoría de los 6817 vecinos de Capitanejo, Santander, se agolpaba en la entrada de la plaza de toros esperándolo. Cuando la camioneta en la que viajaban Menardo Ariza y su grupo de música norteña, Los Chicanos del Norte, desaceleró frente a la multitud y la gente reconoció la cara asombrada de Menardo detrás del vidrio, se armó tal romería que el señor alcalde tuvo que tomar medidas inmediatas. “Vaya dese una vueltica mientras sus músicos instalan el sonido, y en una hora yo lo recojo y lo entro en otro carro”, le dijo.

Menardo no cabía de la dicha mientras dejaba atrás a cientos de mujeres medio desmayadas con bolígrafos en la mano. Un par de veces lo habían reconocido en Bogotá, pero esto “era como si llegara Giovanny Ayala: una cosa increíble”. Ese lunes festivo, 18 de agosto, después de 12 años de carrera musical, fue la primera vez que a Menardo lo ovacionaban “tan lejos de donde yo nunca había cantado en la vida”. La alegría no era para menos, si a uno lo conocen en un remoto pueblo, ¿por qué no en el resto del mundo? El ‘rolls royce’ musical Antes de su presentación, Menardo ya había entrado al corazón de los hogares de Capitanejo a través de la señal de Radiola TV, el mtv de la música popular colombiana. Lo mismo habia hecho en Puerto Rico (Caquetá), Los Ángeles (Estados Unidos), Sogamoso (Boyacá), Lima (Perú), y los demás países de América y Europa donde es posible comprar los canales de Telmex. Telmex tomó el control de Radiola TV hace un año, cuando compró Cablecentro. Desde entonces Radiola se volvió un promotor importante de la música y la imagen de más de 600 artistas de música popular.

El equipo de dos personas que programa los videos amplió la antigua torta musical de cuatro a 22 horas, haciendo revisiones diarias a emisoras y contactos con las disqueras. Pero sobre todo, Radiola abrió las puertas a artistas debutantes aplicando la ética empresarial de Telmex: no pide plata para pasar videos, como ocurre en muchas emisoras. La torta de Radiola se cocina con la receta de Carlos Mario Zapata, director de canales musicales de Telmex: 20% artistas “consagrados” y 80% talento nacional poco conocido. Los géneros musicales que caben dentro de la sombrilla de música popular se agrupan de una manera un poco arbitraria. Música popular es todo lo que uno se puede encontrar en una tarima de pueblo, con la excepción de vallenato, salsa y tropical, es decir: música norteña, ranchera, canción popular, bambuco, carranga, guasca, llanera y carrilera. Para sorpresa del mismo Zapata, que también dirige K Music, el otro canal musical de Telmex, Radiola se convirtió en el ‘rolls royce’ de su portafolio. Actualmente recibe un promedio de dos videos diarios, muchos entregados por los mismos artistas que los interpretan.

En el catálogo de este año suenan alrededor de trescientos artistas, y trescientos más han debutado con al menos un video. La respuesta de la audiencia también ha sido masiva. Cuando Radiola abre sus líneas por espacio de una hora para recibir peticiones del público, entran alrededor de cuarenta llamadas de todos los rincones del Colombia, a lo que se suman los correos electrónico de ocho países donde compatriotas nostálgicos han comprado el canal. Del pueblo a la ciudad En la industria musical se oye hablar del “fenómeno de la música popular”. En el 2007, el cantautor Jhonny Rivera recibió disco de oro por las 15.000 copias vendidas del album Soy soltero. El éxito del mismo nombre se ha convertido en un himno popular que se repite en las emisoras con mayor audiencia, Radio Uno y La Vallenata, y ocasionalmente hasta en La Mega. Con el punteo pegajoso de la música tradicional antioqueña Johnny Rivera relata el dilema, sin clase ni color, de la vida.

Él dice: “Soy un hombre soltero, no tengo compromiso. Tengo un corazón muy grande, muy fiel y muy leal; puedo querer a muchas y a todas por igual”. Su banda le responde: “Eso no es vida, ay no no no, eso no es vida”. Y Jhonny conluye: “Si eso no es vida, ¿entonces qué es la vida?”. Como bien se lee en el eslogan de Radiola TV, Jhonny Rivera apela a “los sentimientos de siempre”, y añadiría, de todo el mundo. Vivimos en un país con un machismo rampante en todos los sexos y todos los estratos, y si algo se puede rescatar de este rasgo cultural es que sirve para hacer muy buenas canciones y vender discos. Codiscos, la disquera nacio- nal más grande, y cuarta en el mercado colombiano, ha sido una de las promotoras principales de artistas de música norteña y popular. Fernando López, vicepresidente, entiende que el éxito está en que se “pasó de la apología del delito, a la música que le canta al amor, le canta al sentimiento”. Por supuesto, López se ve sobrecogido por el género al ver que las ventas de discos de música popular en Codiscos pasaron de 3% a 18% en los últimos dos años.

Aunque es impresionante que estos artistas logren vender más de 15.000 discos en un mercado azotado por la piratería, la tajada más jugosa se encuentra en las presentaciones en vivo. Codiscos maneja el booking (la agenda de presentaciones) de varios de sus artistas, que en los momentos de alta popularidad logran hacer hasta cuatro presentaciones por semana, a precios que oscilan entre los 15 y los 30 millones de pesos. La piratería de discos cambió el negocio de la música trasladando los focos de ganancia. Especialmente con los artistas nacionales, quienes, además de grabar sus discos y videos en el país, están disponibles para hacer giras en todo el terriotorio nacional. Esto puede hacer que valga más dinero tener el booking de Giovanny Ayala que ser la disquera de Madonna en Colombia. Es teticas Es dificil no asociar la música popular con tetas falsas, pelo pintado, caballos y enchapes de mármol.

La explosión del video como medio necesario en la promoción de los artistas trasladó la estética musical del sonido a la imagen. Esto vale tanto para los artistas reconocidos como Giovanny Ayala, quien incluye un dvd con su cd, como para los menos famosos como el cantante de carranga Juancho el jornalero y los Ruan Stars. Hoy en día a los músicos que buscan vivir de su trabajo les preguntan por su video tanto en los pueblos como en las grandes disqueras. El resultado del videoboom es un gran contraste visual que se recrea en Radiola TV. Después de un video de Intocable (ídolo actual de la música norteña) filmado en 35 mm, aparece el de Rastrojo; una guasca carrilera, filmada con cámara casera en un botadero de basura con una vista a Pereira. Para Radiola TV esto representa un reto para lograr los estándares de calidad que persigue Telmex. Carlos Zapata lo asume como una labor pedagógica. “Yo le digo, Rastrojo hermano, la próxima no te me parés donde hay basura”.

La lucha también es por lograr tomas con movimiento, videos con guión y cintas sin el celular del cantante, su hermano y por si acaso su mamá. Al imponer criterios para mejorar los videos de música popular se corre el riesgo de no reconocer que es una estética que se caracteriza por ser marginal. Por mucho que las letras invoquen sentimientos universales, la música del pueblo nos muestra el mundo desde sus propios ojos. Una perspectiva poco común en un mundo de medios que comunican siempre sus miradas del pueblo. Por otro lado, defender la difusión de lo que el sentido común llamaría “mal gusto”, implicaría que está bien que el pueblo haga videos descuidados y ramplones. El debate sobre si lo popular deja de existir cuando se le imponen criterios es más interesante en la música mexicana; donde son comunes los graneros y los cubos de heno, típicos de las escenas rurales gringas. En Colombia, donde Giovanny es el modelo, falta mucho camino para la normalización de lo popular. El video del superéxito “De rodillas te pido” no tiene una sino dos monas, escena de sexo, y lo mejor, un amigo de Giovanny montando a caballo en la mitad de un corral con piso de tierra, que detiene la música y con botella de Buchanan’s en la mano grita, “Giovanny Ayala, así es que se canta ¡hijueputa!”, estrellando la botella contra el piso, que mágicamente se vuelve de baldosas. |


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