This is from a anthropologost friend, a black North American, Fatimah Williams Castro, who's working on blackness in Colombia:
Here's an article from El Tiempo, the only newspaper with daily national circulation in Colombia, on a group of seven of my friends and I being denied entry into a few 'high end' discotecas in Bogota one night in April. The journalist did not quote me correctly. Being cheeky as always, I said, "Colombian claims to be a classist but not racist society, so to be exempt from racial discrimination I would have to tape my blue passport to my forehead so the first thing people see would be my "status" and not my race/color. The bottom line is that all people deserve respect, period." Also, I'm an anthropologist, not a sociologist. Lastly, the journalist failed to mention that none of us were rude or disrespectful to the bouncers. We have it on tape to prove it.
My friends and I are working with an local lawyers group in Bogota to make a formal demanda/accion de tutela (or court case) against the clubs and this type of discriminatory treatment. The case should go before a judge in early June. Anyone who'd like to be updated just let me know.
> Investigación universitaria muestra latente racismo en algunas
> discotecas de Bogotá
> Los dueños de éstas se defienden: 'Porque devolvemos una vez en un año
> a cuatro negros hay una denuncia'. Las autoridades invitan a que la
> gente no calle estos hechos.
>
>
> Conscientes que el color de piel podía ser un factor a la hora de
> entrar a una discoteca, cinco estudiantes de Derecho de la Universidad
> de Los Andes realizaron un trabajo de campo para comprobarlo.
>
> Junto a siete afrodescendientes (entre ellos dos mujeres
> estadounidense y el periodista de RCN, Jefferson Asprilla), visitaron
> el pasado 19 de abril dos reconocidos establecimientos de la Zona Rosa
> y del Parque de la 93 -Gavanna y Genoveva-.
>
> Con audios y fotografías documentaron el rechazo del que fueron víctimas.
>
> Una de las participantes recuerda que la velocidad con la que se movía
> la fila de entrada se frenó cuando llegó el grupo afro.
>
> 'Después de la última persona mestiza, el bouncer -persona encargada
> de regular el ingreso- interpuso el cordón de la entrada, habló con
> alguien a través del intercomunicador y nos dijo que no podíamos
> ingresar porque había una fiesta privada y necesitábamos un carné para
> ingresar'. Al manifestar que podían adquirir el documento, les dijeron
> que al interior se festejaban las bodas de plata de una pareja, y que
> esa era la razón para no dejarlos entrar.
>
> Luego Fatimah Williams, una de las norteamericanas, comenzó a hablar
> en inglés con su amiga y asegura ahí sí les permitieron ingresar.
>
> 'Decían que buscaban clase en la clientela, y aquí tener clase es
> tener el pasaporte azul en la frente', afirma esta socióloga, que
> adelanta su investigación doctoral en políticas públicas para
> negritudes.
>
> En Genoveva, cuentan los afectados, les querían cobrar un cover de 30
> mil pesos bajo la excusa que el lugar estaba alquilado para una fiesta
> privada, pero dos investigadoras 'blancas' entraron y descubrieron que
> el sitio estaba casi vacío.
>
> Dueños se defienden
>
> Antonio Turbay, socio de Gavanna y Genoveva, dice que 'el bar es
> abierto a todo tipo de personas' y que el incidente ocurrió porque los
> bouncers no tienen autorización para permitir el ingreso de personas
> sin la aprobación del filtro o de los socios, que en ese momento no se
> encontraban.
>
> El público que asiste al lugar es, según algunos de sus
> copropietarios, el de personas 'chéveres', 'relajadas' y parejas.
> Objetan a 'traquetos', mujeres que consideren 'prepago' -usualmente
> acompañadas de extranjeros- o grupos de hombres solos. Turbay asegura
> que ni él ni su bar son racistas, que tiene amigos negros y que se
> crió con muchos de ellos en su casa de las Islas del Rosario.
>
> Cuestiona, además, la actitud del grupo, a quien finalmente se les
> permitió la entrada, y reconoce que cumplían con el filtro. 'Si no
> hubieran sido agresivos habrían ingresado sin problema. Ellos tienen
> su moda y le habrían dado cierto tinte tropical al bar', dice.
>
> Juancho Méndez, otro de los socios, también niega que su bar sea
> racista. Asegura que sí había una fiesta de los papás de uno de los
> socios y cree que el incidente está inflado. '¿Por qué no hay
> denuncias de los blancos que no dejamos entrar, que sí son muchos?
> Porque devolvemos una vez en un año a cuatro negros hay una denuncia'.
>
> Denunciar, la clave
>
> Olga B. Gutiérrez, directora del Instituto de la Participación y
> Acción Comunal, dice que es importante denunciar los abusos. 'Si no,
> no habrá una cultura jurídica que haga punibles esas prácticas'.
>
> Una sentencia de la Corte Constitucional sobre un sonado caso de
> racismo contra un par de hermanas en discotecas de Cartagena en 2004,
> estableció que ni la raza, el estatus o el nivel socioeconómico pueden
> justificar el rechazo.
>
> Fuentes de la Personería aseguran que las denuncias sobre actos
> discriminatorios son mínimas. La última fue hace dos años y fue
> interpuesta por un estadounidense contra el bar Atmósfera.
>
> Sin embargo, uno de los datos más alarmantes del trabajo de campo es
> el de la responsabilidad de los ciudadanos dentro de los procesos de
> discriminación. 'Ellos la ejercen de manera pasiva, pues nunca
> protestan porque se presentan estos hechos', finaliza otro de los
> estudiantes.
>
> Los afro no aceptan que los discriminan
>
> En el caso de Bogotá el racismo no se manifiesta usualmente de maneras
> violentas, sino dentro de prácticas más sutiles. El Observatorio de
> Discriminación Racial de Los Andes, dirigido por César Rodríguez, ha
> recopilado información sobre rechazo de hojas de vida de personas
> afrodescendientes, persecución de éstas en almacenes y tiendas
> mientras compran e insultos y discriminación a la hora de acceder al
> transporte público.
>
> Una de las prácticas más preocupante es la de las trabas a la hora de
> buscar casa. Según algunos de los 10 denunciantes, les suben el precio
> del inmueble respecto al publicado, les hacen preguntas adicionales en
> los formularios o les dicen que los apartamentos ya han sido
> arrendados y los letreros de oferta continúan puestos. 'Esto permanece
> en el silencio'.
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> La gente tiende a asimilar esas situaciones como normales en lugar de
> denunciarlas', afirma Rodríguez.
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> CAMILO SIXTO BAQUERO M.
> REDACTOR EL TIEMPO
> cambaq@eltiempo.com.co
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