"Dame dame dame, que te voy a dar ... una guayabita de mi guayabal."

5.19.2008

Racism in Bogotá / Racismo en Bogotá

Esto de una amiga antropóloga afronorteamericana, Fatimah Williams Castro quien está trabajando con negritudes en Colombia:
This is from a anthropologost friend, a black North American, Fatimah Williams Castro, who's working on blackness in Colombia:

Here's an article from El Tiempo, the only newspaper with daily national circulation in Colombia, on a group of seven of my friends and I being denied entry into a few 'high end' discotecas in Bogota one night in April. The journalist did not quote me correctly. Being cheeky as always, I said, "Colombian claims to be a classist but not racist society, so to be exempt from racial discrimination I would have to tape my blue passport to my forehead so the first thing people see would be my "status" and not my race/color. The bottom line is that all people deserve respect, period." Also, I'm an anthropologist, not a sociologist. Lastly, the journalist failed to mention that none of us were rude or disrespectful to the bouncers. We have it on tape to prove it.
My friends and I are working with an local lawyers group in Bogota to make a formal demanda/accion de tutela (or court case) against the clubs and this type of discriminatory treatment. The case should go before a judge in early June. Anyone who'd like to be updated just let me know.

> Mayo 17 de 2008 -
> Investigación universitaria muestra latente racismo en algunas
> discotecas de Bogotá
> Los dueños de éstas se defienden: 'Porque devolvemos una vez en un año
> a cuatro negros hay una denuncia'. Las autoridades invitan a que la
> gente no calle estos hechos.
>
>
> Conscientes que el color de piel podía ser un factor a la hora de
> entrar a una discoteca, cinco estudiantes de Derecho de la Universidad
> de Los Andes realizaron un trabajo de campo para comprobarlo.
>
> Junto a siete afrodescendientes (entre ellos dos mujeres
> estadounidense y el periodista de RCN, Jefferson Asprilla), visitaron
> el pasado 19 de abril dos reconocidos establecimientos de la Zona Rosa
> y del Parque de la 93 -Gavanna y Genoveva-.
>
> Con audios y fotografías documentaron el rechazo del que fueron víctimas.
>
> Una de las participantes recuerda que la velocidad con la que se movía
> la fila de entrada se frenó cuando llegó el grupo afro.
>
> 'Después de la última persona mestiza, el bouncer -persona encargada
> de regular el ingreso- interpuso el cordón de la entrada, habló con
> alguien a través del intercomunicador y nos dijo que no podíamos
> ingresar porque había una fiesta privada y necesitábamos un carné para
> ingresar'. Al manifestar que podían adquirir el documento, les dijeron
> que al interior se festejaban las bodas de plata de una pareja, y que
> esa era la razón para no dejarlos entrar.
>
> Luego Fatimah Williams, una de las norteamericanas, comenzó a hablar
> en inglés con su amiga y asegura ahí sí les permitieron ingresar.
>
> 'Decían que buscaban clase en la clientela, y aquí tener clase es
> tener el pasaporte azul en la frente', afirma esta socióloga, que
> adelanta su investigación doctoral en políticas públicas para
> negritudes.
>
> En Genoveva, cuentan los afectados, les querían cobrar un cover de 30
> mil pesos bajo la excusa que el lugar estaba alquilado para una fiesta
> privada, pero dos investigadoras 'blancas' entraron y descubrieron que
> el sitio estaba casi vacío.
>
> Dueños se defienden
>
> Antonio Turbay, socio de Gavanna y Genoveva, dice que 'el bar es
> abierto a todo tipo de personas' y que el incidente ocurrió porque los
> bouncers no tienen autorización para permitir el ingreso de personas
> sin la aprobación del filtro o de los socios, que en ese momento no se
> encontraban.
>
> El público que asiste al lugar es, según algunos de sus
> copropietarios, el de personas 'chéveres', 'relajadas' y parejas.
> Objetan a 'traquetos', mujeres que consideren 'prepago' -usualmente
> acompañadas de extranjeros- o grupos de hombres solos. Turbay asegura
> que ni él ni su bar son racistas, que tiene amigos negros y que se
> crió con muchos de ellos en su casa de las Islas del Rosario.
>
> Cuestiona, además, la actitud del grupo, a quien finalmente se les
> permitió la entrada, y reconoce que cumplían con el filtro. 'Si no
> hubieran sido agresivos habrían ingresado sin problema. Ellos tienen
> su moda y le habrían dado cierto tinte tropical al bar', dice.
>
> Juancho Méndez, otro de los socios, también niega que su bar sea
> racista. Asegura que sí había una fiesta de los papás de uno de los
> socios y cree que el incidente está inflado. '¿Por qué no hay
> denuncias de los blancos que no dejamos entrar, que sí son muchos?
> Porque devolvemos una vez en un año a cuatro negros hay una denuncia'.
>
> Denunciar, la clave
>
> Olga B. Gutiérrez, directora del Instituto de la Participación y
> Acción Comunal, dice que es importante denunciar los abusos. 'Si no,
> no habrá una cultura jurídica que haga punibles esas prácticas'.
>
> Una sentencia de la Corte Constitucional sobre un sonado caso de
> racismo contra un par de hermanas en discotecas de Cartagena en 2004,
> estableció que ni la raza, el estatus o el nivel socioeconómico pueden
> justificar el rechazo.
>
> Fuentes de la Personería aseguran que las denuncias sobre actos
> discriminatorios son mínimas. La última fue hace dos años y fue
> interpuesta por un estadounidense contra el bar Atmósfera.
>
> Sin embargo, uno de los datos más alarmantes del trabajo de campo es
> el de la responsabilidad de los ciudadanos dentro de los procesos de
> discriminación. 'Ellos la ejercen de manera pasiva, pues nunca
> protestan porque se presentan estos hechos', finaliza otro de los
> estudiantes.
>
> Los afro no aceptan que los discriminan
>
> En el caso de Bogotá el racismo no se manifiesta usualmente de maneras
> violentas, sino dentro de prácticas más sutiles. El Observatorio de
> Discriminación Racial de Los Andes, dirigido por César Rodríguez, ha
> recopilado información sobre rechazo de hojas de vida de personas
> afrodescendientes, persecución de éstas en almacenes y tiendas
> mientras compran e insultos y discriminación a la hora de acceder al
> transporte público.
>
> Una de las prácticas más preocupante es la de las trabas a la hora de
> buscar casa. Según algunos de los 10 denunciantes, les suben el precio
> del inmueble respecto al publicado, les hacen preguntas adicionales en
> los formularios o les dicen que los apartamentos ya han sido
> arrendados y los letreros de oferta continúan puestos. 'Esto permanece
> en el silencio'.
>
> La gente tiende a asimilar esas situaciones como normales en lugar de
> denunciarlas', afirma Rodríguez.
>
> CAMILO SIXTO BAQUERO M.
> REDACTOR EL TIEMPO
> cambaq@eltiempo.com.co
>

1 comment:

Boima said...

I applaud you for actually taking a case against this club, and I'm really wondering how far it will go. I have to say that unfortunately this is not only a phenomenon in Colombia but widespread around America and Europe. In February I was part of a wedding party going out in Central Panama. I was with a group of 30 people who were all let in. I was dressed up in nice clothes. Everyone in my party was let in. I was stopped at the door. The afro bouncer told me, "tengo que llamar al jefe, porque no podemos dejar rastas." I wear dreadlocks. And I sat there embarrassed while the groom and bride had to sit there yelling at the bouncer waiting for the manager to show up. I could let it roll of being an extranjero, but its upsetting that young Panamanians who may choose to show their ancestral pride or just be Rasta have to face that everyday. Then again I knew I couldn't get into certain clubs while I was living in Madrid. And it's common knowledge that dresscodes in U.S. cities from D.C. to Wisconsin are aimed at black patrons. I believe a famous black Hollywood filmmaker went to a popular club in my and his hometown, Milwaukee and was denied a few years ago. I heard he was going to do a documentary, but never heard anything about it.