Felicidades a la revista
SEMANA por unos artículos salidos en los últimos meses que tratan del triste saqueo del Chocó. No es ningún secreto para los que conocen esas zonas, pero muy poco se reporta en la prensa.
- En un artículo de marzo del año pasado, Los usurpados del Chocó, Semana muestra que a pesar del fallo de la Corte Interamericana reconociendo el derechos a sus tierras de las comunidades de Curvuradó y Jiguamiandó, el cultivo de palma por parte de foráneos sigue intacto.
"Lo más paradójico es que el gobierno, en varias oportunidades, ha certificado que esas tierras pertenecen a las comunidades negras de la zona. Bien sea por presión de Washington, de las denuncias de ONG internacionales y nacionales, o por la razón que sea, el aparato estatal se movilizó y tras varios años definió los lin
deros de lo que les pertenece a las comunidades de la zona. Y definió que más de 29.000 hectáreas que son de ellas, están ocupadas de forma ilegal por empresarios, 7.000 de las cuales están sembradas con palma. Cultivos que en algunos casos recibieron subsidios oficiales, que gozan de protección de la Fuerza Pública, y cuyos dueños están siendo investigados por vínculos con grupos paramiltares."
- En octubre, publicaron un artículo mostrando la complejidad del negocio de la madera, en el cual los dueños de los territorios de donde se están sacando tanta madera viven en la miseria. Muestra que la respuesta a ese misterio radica en la coyuntrua de desarrollo por parte de foráneos, la falta de garantías por parte del gobierno y la intensa presión de los paramilitares.
- En enero, publicaron un artículo titulado "Denuncuan control de paramilitares al comercio en el Chocó," que es inclusive más explícito, nombrando los muertos, y reconociendo que "... mandos medios que hicieron parte de la estructura de alias 'el Alemán’... controlan el comercio, la compra y venta de madera, de combustibles, de alimentos y el transporte en retenes ilegales. Cobran vacunas por todo. En zonas donde hay intereses de empresas para explotar minerales, sembrar cultivos como la palma o criar ganado, intimidan a los líderes para que negocien las tierra" y sugiriendo que los empresarios están beneficiando de la situación. También menciona otras presiones por parte de la guerrilla.
- Más recientemente, Semana reportó sobre las conclusiones de la experta independiente de Naciones Unidas sobre asuntos de las Minorías, la afro-norteamericana Gay McDougall. Después de consultar con las comunidades de Cartagena, Urabá, Apartadó, Quibdó, Cali, Buenaventura, Suárez (Cauca) y San Basilio de Palenque (Bolívar), sacó conclusiones de acuerdo con lo que ya sabemos - que el desarrollo “los megaproyectos han desplazado a muchos afrocolombianos... con la participación de compañías nacionales y multinacionales" y que “el Gobierno ha adoptado una posición política según la cual ya no hay conflicto armado y que los grupos paramilitares se han desmovilizado," notando sin embargo que “los paramilitares se quitaron los uniformes y se armaron como ‘Águilas Negras’ u otros nombres.” Una copia del informe de la dra. McDougall aquí.
Dudo que la publicación de estas cosas en Semana tenga efectos políticos contundentes. Pero al menos muestra que el periodismo colombiano no está del todo sosegado...
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