En Guapi, atentado en procesion religiosa

Para algunos, ni la cultura, ni la religion, ni la propia vida humana tiene valor. En el Pacífico sur, estan entrando en las fechas folklóricas del año, empezando con las fiestas de la Vírgen patrona y extendiéndose hasta las fiestas de Epifanía y del Niño Dios. Se prenden los equipos, se cogen los bombos, se abren las botellas, se arman los arrullos y las familias y grupos de amigos gozan sus vacaciones y veneran sus santos.

Pero ayer en Guapi, alguien, en plena procesion religiosa tiró una granada, acabando con la vida de la joven Nelsy Alegría Saad, de veinte años de edad, y su pequeña hija Nasly Tatiana Alegría Saad de dos. Ocho personas quedan heridas en el Centro de Salud en Guapi y cuatro, entre ellas, un menores de ocho y otro de 13 años de edad, fueron trasladados a Cali para recibir cuidados intensivos.

Originalmente se estaba hablando de que alguien "dejó caer" a una granada, ahora las autoridades culpan a las FARC. No se sabe bien las circumstancias pero inclusive si fue un accidente, que una persona se sienta obligada a andar con una granada en una procesion navideña apunta hacia la degeneracion de la situacion inclusive en un pueblo que, hasta yo sepa, nunca ha presenciado semjante evento en el caso urbano, algo que nos hace recordar - bien que se promueva la música, pero mil Petronios no llegan a atender las necesidades de la zona. Es más, no ayudan a salvaguardar prácticas culturales cuya existencia - como la de sus practicantes - se ve amenazada sobre todo por la proliferación de las dinámicas de la violencia en la cotidinianidad e inclusive en el campo ritual que le da significado a esas prácticas.

Quisieramos expresar nuestros profundos pésames a la familia de Nelsy y Nasly y a la comunidad guapireña, y los deseos de pronta recuperación a los lesionados.